10 de septiembre de 2009
El número de partidas que había jugado en todo el año corre el riesgo de ser igualado, o casi, este fin de semana largo. Mañana por la tarde nos encerramos en un hotel para no salir hasta el domingo a mediodía (otros están peor, llegarán mañana a mediodía y saldrán el domingo por la tarde). La propuesta es jugar y jugar, en plan Pringles -cuando haces pop, ya no hay stop-. Como aún soy un principiante en esto de los juegos, disfrutaré de la ludoteca que habrá a nuestra disposición (soy incapaz de contar cuántos juegos la componen viendo las fotos que nos han hecho llegar) aunque no se van a librar tan fácil del Campi qui Pugui ni del nuevo prototipo que hoy por hoy llamamos Hortícola medio en broma medio en serio. Os cuento a la vuelta.
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