Demasiada competencia

26 de noviembre de 2009


Hacía tiempo que Mons y yo no nos poníamos a probar un juego nuevo con lectura incluída de instrucciones. Del centenar de juegos que tenemos por estrenar, el agraciado ha sido Sushi Express. Íbamos a jugar con dos pringats para probarlo a 4 pero Víctor se ha ofrecido voluntario como 3er jugador y hemos cambiado el plan. El juego se compone de dos mazos de cartas, unas furgonetas, unas maderitas para apostar, unos hexágonos que puestos en círculo representan la ruta de las furgonetas, una rueda de apuestas y... ¡dos dados!.
Tras el susto inicial y lectura de rules, el juego resulta muy simpático y, con muchos jugadores (admite hasta 6) tiene pinta de ser realmente caótico y divertido.
Cada jugador apuesta qué número, como mínimo, saldrá en la tirada de dados. Una vez realizados los pronósticos, empezando por el que ha apostado por la cifra más alta, los jugadores tiran los dados: en el momento en que alguien supere su apuesta, nadie más los tira y todos moverán la furgoneta tantas casillas como cifra pronosticaron (la tirada solo sirve para ver cuándo se supera la apuesta). Los jugadores que no habían superado la cifra apostada, no moveran la furgoneta pero reciben como compensación una carta de acción.
Aquí empieza la diversión. Los jugadores avanzan con su furgona tantas casillas como apostaron pero si hay un vehículo ocupando cualquier casilla, ésta no cuenta y como lo que interesa es caer en la casilla "sushi" para recoger puntos en forma de clientes satisfechos los planes se tuercen. Así, uno que había calculado que necesitaba un 6 ve como su vecino, que con un 7 se quitaba del medio, tiene mala suerte con los dados y se queda ahí como un pasmarote haciendo que el del 6 se pase por una.
La otra casilla interesante del circuito es la del parque, donde puedes obtener una carta de acción.
Al final, Víctor y yo empatados a 8 puntos y Mons 4 puntos. Gana Víctor por tener más cartas de acción que yo por su afán de ir al parque a recoger cartas y una regla que hemos aplicado al revés para no hundirlo, pobret.

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